Vuelta al cole en Camboya… ¡Gracias Intervida!


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Porque no es lo mismo contarlo que vivirlo -¡gracias Samantha!-, hace poco más de un mes Antonio y yo decidimos aprovechar un viaje a Camboya para conocer de cerca el trabajo que hace allí Intervida. Desde hace años colaboramos con esta ONG, primero con un “ahijado” en Perú y luego en Filipinas. Una ayuda cuyos frutos seguimos a través de Internet, las memorias anuales o los trabajos escolares que regularmente te envían a casa.

Aun así no es lo mismo…

Así que una vez descartada la posibilidad de viajar a Filipinas, para ver a nuestro actual ahijado, el personal de Intervida nos comentó que podíamos visitar otro proyecto que tuviesen en marcha, en cualquier lugar del mundo. Y ¡Voilà! En nuestra ruta por el Sudeste asiático aparecía Battambang, una región al noroeste de Camboya, donde trabaja la ONG y a la que nos sería fácil de acceder desde Siemp Reap, nuestro centro de operaciones camboyano.

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No sin mucho trabajo, en España y en Camboya, allí llegamos. Varias horas de autobús, malentendidos, conversaciones telefónicas surrealistas… ¡pero allí estábamos! Al bajar del autobús, nos estaba esperando Poliveth, el enlace de KNKS, la ONG local que trabaja como contraparte de Intervida. Con él dejamos atrás la burocracia y nos metimos de pleno en la visita. Por fin…

Poliveth nos enseñó su oficina, nos explicó en que consiste su trabajo, que se resume en facilitar el acceso a la educación preescolar y primaria de los niños que viven en la zona rural de la provincia de Battambang. También nos presentó a su compañera y a un grupo de voluntarias, y pudimos presenciar una reunión para organizar talleres de prevención de alcoholismo y violencia de género. Como anécdota, añadir otro aprendizaje: como viajar tres hombres adultos en una scooter y no morir en el intento. ¡¡¡Auténtico!!!

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Con toda la teoría sabida, pasamos a la práctica, volvimos a las motos y fuimos a la escuela: la Slor Kram Primary School, que estaba en una zona rural a unos 20 minutos de la ciudad. El trayecto, “melena al viento”, fue emocionante: caminos que eran auténticos barrizales -era la época de lluvias-, las aguas color chocolate del río Sangker, poblados, cabañas, gallinas, vacas famélicas…vamos, Camboya 100%. Pero fue llegar al colegio y se hizo la luz.

La experiencia fue fantástica. Primero nos entrevistamos con el director, que nos contó que llevaba allí más de 30 años y que había ayudado a educar a miles de niños y niñas. Nos explicó la importancia de la formación primaria, el perfil de alumnos que acudía a la escuela y como algunos llegaban incluso a estudios superiores. El mensaje fue claro: SIN EDUCACIÓN NO HAY FUTURO. Y más en un país donde el 43% de la población son menores de 18 años. ¡El 43%, señores!

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En las aulas todo fue buen rollo ¡No me extraña que le llamen “El Pais de la Eterna Sonrisa”! También hubo muchos nervios: nuestros y de ellos. Una a una, fuimos entrando en cada clase de primaria y saludando y hablando con los niños. Hubo preguntas por nuestra parte y por la suya, ya que en un  perfecto inglés se interesaron por nuestros nombres, familias y aficiones. Los vimos haciendo ejercicios de matemáticas, dictados, estudiando geografía y ciencias naturales…de todo, pero nos quedamos con sus caras de alucine cuando nos vieron aparecer. Sé que soy repetitivo pero os lo recomiendo, es una experiencia única.

Después de un buen rato de turné, dejaron salir a algunos niños al patio para que se hiciesen una foto de grupo con nosotros. Luego, tuvimos que volver… estábamos de paso y nos quedaban varias horas de vuelta a Siem Reap. El momento realmente mágico fue cuando salimos de la escuela en las motos, a ambos lados los niños nos hicieron un pasillo y saludaban como locos: adiós, adiós, adiós…

El camino de vuelta se hizo mucho más ameno… ¡Lo habíamos conseguido!

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El que quiera saber más sobre el proyecto en Camboya, que pulse aquí.

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2 respuestas a Vuelta al cole en Camboya… ¡Gracias Intervida!

  1. Susana dijo:

    Wow, yo colaboro con Ayuda en Acción desde hace un montón de años y tengo una ahijada en Perú. Pero tengo claro que, como vosotros, si tuviese la oportunidad, me acercaría a ver algún proyecto «sobre el campo», nada puede compararse con eso. Gracias por contarlo e ilustrarlo con esas fotos tan tiernas, :D

  2. jaimegprado dijo:

    Gracias a ti por leerlo, que de eso se trata. La experiencia ha valido muchísimo la pena, pero también he aprendido que a veces es más «agradecido» colaborar con ONG más pequeñas. Échale un vistazo a esta, de una facebook-amiga y viajera : http://milcaminsolidari.org/

    Actualmente realizan talleres de higiene buco-dental para niños en Gambia y se nutren principalmente de donaciones personales. Eso está genial, porque al ser algo ‘pequeño’ lo hacen con mucha cercanía. Un ejemplo: me dijeron que tenían un montón de cepillos, así que el otro día mandé pastas de dientes y colores -hacen unas fichas didácticas de colorear- y me lo agradecieron por Facebook mandándome la foto de mi envío, ya en casa. Tangible… y me mandarán de los niños…

    Me ganaron cuando me dijero que mandase pastas infantiles, de fresa y ese tipo de sabores, que si no «les picaba demasiado» y no querían oír hablar de cepillarse los dientes :-)

    ¡Tal vez esta sea una de las próximas entradas de mi blog! Toda la ayuda es poca.

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